364 páginas
Click Ediciones, 2019
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Sinopsis:
Liarse con un hombre casado nunca es buena idea, sobre todo si lo haces en plena crisis de los treinta y convencida de que ahí fuera no hay nadie especial para ti. Pero eso es precisamente lo que hace Cris, desoyendo las advertencias de sus amigas. Para colmo de males, el reencuentro fortuito con su primer amor removerá antiguos sentimientos y le hará cuestionarse varios aspectos de su vida. ¿Logrará Cris sobreponerse a la peor crisis de los treinta jamás contada?
Las medias naranjas no existen es una novela sobre el amor, la amistad y los impulsos que nos guían en nuestro camino. Habla sobre las dudas que todos tenemos, sobre el miedo, la nostalgia y la necesidad. Versa, en definitiva, sobre la vida y todo lo que trae consigo, desde un punto de vista humorístico y fresco pero no por ello carente de sentimiento.
Opinión personal:
Cristina Alejo está inmersa en plena crisis de los treinta. La aparición de dos canas y tres nuevas arrugas han dado la primera voz de alarma y ahora ya no hay marcha atrás: se está haciendo mayor y siente que no ha logrado cumplir muchos de los objetivos que se había marcado a lo largo de su vida. Para colmo, Roberto, el único y gran amor de su vida, está a punto de casarse con otra y por cosas del destino, ella va a ser testigo de excepción en su boda.

Las medias naranjas no existen es una novela que ensalza, sobre todo, el valor de la amistad. Este cuarteto resulta imparable y juntas son capaces de superar todos los problemas. Los consejos que se dan no siempre son los más acertados, pero tienen como objetivo ayudar a aquella de las cuatro que esté en apuros.
En este libro se plantean relaciones de todo tipo: el aquí-te-pillo-aquí-te mato, el amor para toda la vida, el platónico y sí, también las relaciones tóxicas. Como veis, el amor hace acto de presencia en diferentes formatos, pero no es, ni de lejos, el eje principal de la trama, que se centra por completo en la crisis en la que se haya inmersa Cristina y en el apoyo que recibe de sus amigas para superarla. Por ese motivo, la vertiente romántica en esta novela se me ha quedado muy coja. Sí, sé que no existe ninguna norma escrita que diga que en una novela chick lit todo debe girar alrededor de una historia de amor, pero no puedo remediarlo, me gusta disfrutar de ellas en cualquier novela, independientemente del género al que pertenezca.
La novela está narrada en primera persona y creo que es lo más acertado para transmitirnos lo que siente la protagonista en cada momento: sus inseguridades, sus anhelos y sus miedos. Me ha sorprendido la habilidad de la autora para dar voz a las cuatro amigas -las conversaciones de Whattssap en el grupo (B)Ellas son geniales!- y definir a cada una de una personalidad muy concreta que, además, ha sabido perfilar a la perfección. Cristina es la protagonista pero personalmente no he logrado empatizar con ella por su forma de actuar. Sí, Cristina, en más de una ocasión, a mi también me hubiera encantado poder darte con el bolso en la cabeza! Y si tengo que destacar a un personaje entre todos, me quedo con Irene... qué vitalidad y qué buen rollo transmite esta mujer!
La historia es autoconclusiva, pero el desenlace te deja con ganas de saber lo que depara el futuro a Cristina y al resto de sus amigas. Porque las medias naranjas no existen... ¿o quizás sí?
Nota: Quiero dar la gracias a Elena Garralón y a Click Ediciones por la oportunidad que me han brindado para leer esta historia y en especial, a su autora, por su paciencia y comprensión durante los últimos meses.